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LA TIENDA DE MASIANO

Álvaro García


Rafael Boix y Concha González se conocieron en el año 1936 en Madrid, se casaron en 1938 y cuando terminó la guerra decidieron marchar a Elche donde la familia de Rafael tenía una tienda de ultramarinos en el barrio del Raval viajando desde Madrid en un tren de mercancías.
Pronto llegó la muerte de Masiano, padre de Rafael y tuvo que asumir el negocio familiar y también acoger a su madre, hermanas y esposa como cabeza de familia para salir todos adelante.

El colmado era muy antiguo, de época decimonónica, muebles de madera de roble hasta el techo, con numerosos estantes repletos de latas de conserva y donde se ponían a la vista todo tipo de salazones, quesos, embutidos y fiambres , sin faltar la caja de madera de las sardinas de bota y su aroma característico, también había bacalao, mojama y sacos con legumbres y arroz, que se vendían al peso, aceite de oliva por mesuras y hasta caramelos de miel, también tenia escobas de palma y cerillas para prender el candil o la lumbre del hogar y hasta jabón de barrilla para lavar la ropa.
Rafael vestía siempre impecable con camisa blanca y corbata oscura cubierto con un guardapolvo, bien peinado con su fino bigote manejando la balanza y el lápiz.
Concha despachaba bocadillos para los almuerzos, pesando cuidadosamente el companaje para ajustar bien el precio y que envolvían con esmero en papel de estraza.

Rafael era hábil con los proveedores, negociaba las compras, los precios, los pagos y nunca descuidaban a la clientela, de la que se ocupaba Concha, al ser principalmente mujeres, muchas le confiaban sus penurias.
Entre ambos se organizaban bien para sacar adelante a los suyos y al tiempo a muchas familias del Raval.
Rafael anotaba con su lápiz las ventas a crédito que pinchaba en la púa, deudas que se liquidaban los sábados, cuando se cobraba el jornal, aunque alguna se quedó en la púa para siempre.

La tienda estaba situada en la Calle Vázquez de Mella hoy Carrer de la Porta de la Universitat de Sant Joan, haciendo esquina a la putxaeta del Carrer Sant Joan, donde cada año solía caer el caballo de Cantó y al que Rafael siempre ayudaba a continuar su carrera. La tienda cerró sus puertas tras su jubilaciónl y fue derribada en 1984.


Fotografía: Tienda de Masiano en el año 1982 antes de su derribo.


Fuente: Begoña García Boix